sábado, 12 de diciembre de 2009

Habana - Madrid (o la historia del Salchichón)

Salimos de Camaguey bien pronto en la mañana y luego de los besos, los abrazos, lágrimas contenidas cojemos rumbo a la Capital. Ya en la salida de Camaguey nos damos cuenta que se nos olvida -que ya en la Habana se nos pasó entregarlo- un salchichón que ha viajado de Madrid a La Habana, luego con nosotros por toda la isla y aún no ha llegado a su destino -JC-.

Regresamos o no?, si hombre, que JC se merece el salchichón, media vuelta y sorpresa mis padres en la puerta de la casa!

- Qué pasa se dieron cuenta del salchichón pregunto entre risas
- Cara de salchicha tienes tú, me dice mi madre, se les quedó el laptop!!!!

Menos mal que se quedó el salchichón porque del laptop ni nos acordabamos y allí estaba toda nuestra información de trabajo, recuerdos, etc.

Ya con laptop y Salchichón y luego de mirar con detenimiento nuestras habitaciones, salimos -ya no tan temprano- de la tierra de los tinajones.

En el camino solo tengo una pequeña anécdota de un policia que me paró porque según él, había una señal de la existencia de una escuela -en plena carretera central- y debía haber disminuido la velocidad, la señal juro que no existe pero luego de media hora mirando los documentos, hacernos una entrevista de donde veníamos, que hacíamos, les gustó la isla? Me dice que tiene un niño enfermo, que no le puede comprar las medicinas y que no le alcanza el sueldo, como soy idiota le di unos 10 cuc que me quedaban en billetes pequeños.

No sé si realmente su hijo estaba enfermo pero prefiero perder 10 cuc a no darsélos a un niño o un padre desesperado, allá él con su conciencia si me engañó. Lo cierto es que en otra ocasión que visité la isla un policía me paró -a la entrada de la autopista en Hatibonico- y luego de leer por media hora mis papeles- me preguntó si tenía algo de ron que le regalara porque era su cumpleaños, a ese casi lo mando a la mierda. Otro en un punto de control me pidió una botella de agua -vacía- y gustosamente le dimos la fría que llevabamos -él no la había visto-, cuento esto porque estas cosas hace unos años no pasabapor mi cabeza que pudieran suceder. En Nicaragua me pedían dinero descaradamente o me inventaban una multa, aunque para ser sinceros, el ser cubano me ayudaba mucho.


Vuelvo al tema, en la autopista -muy vacía- compramos unas cebollas y unos ajos que vendían unos campesinos y se los dejamos al JC pa que sazonara el Salchichón ;-)


Ya en la Habana decidimos -decidieron mis acompañantes- que no era suficiente con la maleta de regalos que llevaban y querían pasar por el mercadito de 23 y de paso tomarnos un café en el Habana Libre. Hacia allí fuimos, nos tomamos el café y compraron en el mercadito y en las tiendas de los bajos del hotel -afición a las compras-, ni idea como pueden luego saber que es para cada quién pero yo lo tengo fácil, les digo que me pongan de coautor en cada uno de los regalos y mientras me tomo una malta en el lobby del hotel -muy acogedor por cierto-

De allí salimos rumbo a la casa de JC, almorzamos con ellos -siempre pegando la gorra, -es que Yole y él cocinan de puta madre- luego nos despedimos y salimos rumbo al aeropuerto.

Primero pasamos a recoger al que nos alquiló el coche para que él se lo llevara a Varadero, ya en el aeropuerto ante la insistencia de Violeta y su madre envolvemos nuestras maletas -8 cuc cada una- en plástico antes de chequear y cuál sería nuestra sorpresa al llegar al mostrador -luego de una horrible cola- cuando nos dicen que estamos pasados de peso!! -las maletas-, antes cada maleta con iberia podía pesar 25 kg ahora máximo 23, claro que podíamos pagar el sobrequipaje pero como llevabamos tantas maletas nos salia en 250,- CUC. Le metí una muela tan conmovedora a la señora y le di tanta lástima que me perdono y nos pasó las maletas.

Ufff, respiramos. Ya dentro esperando el avión de momento nos llaman por los altoparlantes, mala cosa pensé yo, algo hicimos mal, al acercarme al mostrador me dice la misma señora que tenía un ascenso para primera clase!!, se salvó la madre de Violeta. Mientras nosotros volamos helados -puto frío-, encojidos y tragando la comida tan mala de los aviones, ella iba durmiendo en su "cama", salmón, caviar y regulaba -de verdad- su aire acondicionado. Al menos uno de los tres lo disfrutó, al llegar nos dijo que el viaje no se le había hecho tan largo -sin comentarios-

Ya en Barajas nos esperaba el padre de Violeta en su coche y fin del viaje a Cuba.

Suerte Gente del Pre

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