viernes, 8 de enero de 2010

La lista

Llegamos a Nicaragua luego de dar unas cuantas vueltas, pues eso de ser cubano complica los viajes casi siempre, Berlín-Madrid-Habana-Panamá-Managua, dos escalas de un día en Madrid y otro en la Habana para coger fuerzas y despedirnos de la familia.

Al llegar al aeropuerto en Managua una larga espera, nuevamente lo de ser cubano, luego de un par de horas y muy buen trato en todo momento por las autoridades del aeropuerto, salimos y fuera estaban la administradora de la ONG Inglesa (ella es Nica) y el director de la ONG Nica, de allí al “apartamento” y a dormir.

Al día siguiente, luego de descansar, ver un par de amigos, hacer compras y ver el bullicio de Managua nos entregan nuestro primer panfleto, donde según la ONG inglesa, está muy claro y explicado todo, perfecto, empezamos bien nos dijimos ambos y empezamos a leer con avidez todo aquello, al fin y al cabo veníamos de trabajar con alemanes y ahora nos tocaban los “ingleses”.

Todo parecía bastante claro y dábamos por hecho que se cumpliría todo tal y como lo decía el panfleto aquel. Como al tercer día vemos al representante local o CR, acá a pesar de ser nicaragüenses estos de la ONG inglesa (bien Nicas), les da por usar términos en inglés.

Bueno, volviendo al tema, notamos un aire demasiado familiar para una oficina, gritos, manotazos al aire, expresiones fuera de lugar y otras cosillas, vamos como si fuera la casa, pero al fin y al cabo eran los primeros días y pensamos... bueno todo es un poco diferente siempre, ya nos acostumbraremos.

Entre las listas que nos dan y es a lo que voy con la historia nos asignan algunas cosas para la casa, la mayor parte de uso, valoradas en una cantidad de dinero teniendo en cuenta la depreciación de las mismas, luego de leer bien, nos damos cuenta que según lo que dice en alguna hoja del montón de papeles que nos habían dado, el monto que nos pertenece para comprar el menaje de casa no corresponde exactamente con lo que nos entregan, perfecto pues queríamos comprar una tele y como la diferencia era a nuestro favor todo bien.

Al otro día nos acercamos a la administradora y al representante tan pánfilos y le contamos todo, sacamos las cuentas y…. ¡sorpresa! -la primera pero no la última- al parecer la administradora -según el gran jefe- se equivocó y no eliminó del documento la cifra. Solo está establecido y es política de la organización… -no saben cuantas veces me tocó oír esta frase-… entregar las cosas, no el dinero.

¿Cómo se resolvió el malentendido?, no os compliquéis mucho… ¡tachad donde dice lo del dinero! aquí fue donde empezó todo.

Pobres de nosotros que le creímos a estos cuando nos decían que ellos actuaban a lo Inglés.

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