Desde Cuba

Queridos todos, quiero pedir disculpas por no haber escrito antes porque a pesar de no tener Internet, Parra se había brindado para poner mis saludos en el blog.

Una breve introducción para ponerlos al día.

Luego del Pre, ya saben que estuve un año en La Habana y luego como dos y medio en Moscú y que finalmente después de tanta vuelta terminé graduándome en Santa Clara de Ingeniera Química. Trabajé en una Papelera, luego en un Laboratorio de la Industria Alimenticia y hace 10 años en turismo de Especialista de Calidad. Varios postgrados, diplomados y una maestría que comencé también en Santa Clara pero que no hice la tesis y así se quedó. Profesionalmente eso es todo. Personalmente, tengo mi compañero desde hace 17 años (se llama Argenis) y dos niñas Elísabet (10 años) y María Fernanda (casi 3).

Soy cristiana, miembro de la Iglesia Bautista. Hoy vivo en La Habana en la dirección Calle 285 S/N E/ Línea del Ferrocarril y Final, Calabazar, Boyeros, y allí tienen su casa todos, me daría mucha alegría poder ver a cualquiera de ustedes. Teléfono no tengo aún en la casa pero en Cienfuegos donde mi mamá: 43- 523148 y con mi esposo acá en La Habana en su trabajo: 644 76 77, si están por acá los que no están acá y necesitan cualquier cosa no duden en llamarme y los que están acá como yo, llámenme y díganme que van a visitarme, les aseguro que somos buenos anfitriones.

Es realmente sobrecogedor poder tener comunicación así entre todos, es buenísimo eso de desempolvar tantas viejas historias.

Ahora en un aporte modesto, pretendo sorprenderlos haciéndoles recordar otras que creo no han tocado:

Recuerdan cuando nos dieron el uniforme los primeros días, y al menos los que no éramos de Santa Clara nos lo tuvimos que arreglar con alfileres y como fuera, yo recuerdo a Romel que se sentó el primer día delante de mí, y se levantó a responder una pregunta, que los dos bolsillos traseros del pantalón se le unían en el centro.

Recuerdo cómo tuvimos que limpiar aquellos baños recién terminados con unas piedras verdes oscuras que nos dio aquel Subdirector de Internado de la voz gruesa.

Recuerdo cuántas ventanas teníamos cada cual para limpiar, y las inspecciones severas que nos hacían.

Recuerdo aquel desfile de disfraces donde Bartolo se vistió con un Liotar y fue casi un escándalo (espero recuerden por qué Bartolo en Liotar era un escándalo).

Recuerdo todos aquellos bichos que tenían los biólogos y el majá que andaba por una ventana del laboratorio de Biología un matutino.

Recuerdo aquel acto revolucionario en que buscaron unos animales y los trajeron a la picota para decir algo así como que no quedó donde amarrar la chiva.

Recuerdo la pelea que libramos por nuestro querido profesor de Historia. Marino; y por Ramón nuestro compañero de Química.

Recuerdo al profesor Eddy de química y su borrador lleno de tiza en el bolsillo del pantalón oscuro que siempre llevaba.

Recuerdo las fiestecitas que hacíamos en las casas de los muchachos de Santa Clara, descarguitas se llamaban en ese entonces, y nos quedábamos en sus casas para poder ir.

Recuerdo cómo tuvimos que estudiar y el bien que nos hizo a todos. Y los maravillosos profesores que teníamos.

Recuerdo a aquel muchacho que sólo puedo ahora decir el apodo Kunta Quinte (Leonel, creo se llamaba, era matemático) que no dormía apenas en el primer tiempo y a Heidy, la muchacha de matemática que se sonrojaba fácilmente.

Recuerdo al grupo de física con sus peculiares varones y sus dos únicas muchachas. ¿Eran sólo dos verdad?

¿Recuerdan cuando unieron los dos grupos de química el rechazo del primer tiempo y las buenas migas que hicimos luego?

Recuerdan los del grupo de química aquella canasta de tres puntos que anotó el brother cuando ya nos creíamos vencidos en aquel juego de Basquetball, fue estelar aquello. También nos dieron buenos momentos los goles de Romel.

Bueno, no los canso que sé que hay muchos papás recientes y otros bien ocupados.

Aunque me sorprende que hay tanta gente con llaguitas, unos enjuagues de agua hervida con sal a lo cubano creo que les vendría muy bien, aunque quizás la cosa sea tan complicada como eso de los 7 cepillos y los tres gel dentales de Parra, en fin relájense un poco y quizás pase.

Les cuento que durante toda mi vida he estado agradecida de aquel tiempo del pre y ya he visto que ustedes también, por tanto estoy orgullosa de este sentimiento que compartimos. No dejen de contarles a sus hijos, que ya hoy viven otra realidad, bueno es que, incluso, mi esposo que es contemporáneo con nosotros, tardó tiempo en creerme las anécdotas que le hacía, porque realmente, fueron increíbles.

Me despido con un abrazo tan fuerte que espero puedan sentir.

Mayelín.

Qué Dios los bendiga a todos donde quiera que estén.