Hola a
todos. Esta creo que es la segunda vez que me animo a escribir algo en este
blog, como post, quiero decir, ya que con el “monochat” de vez en cuando me he
animado… Aunque en nuestra “época dorada”, recuerdo que me gustaba mucho escribir,
hacer composiciones e ir a concursos de literatura, todo lo cual me valió que
nuestras ilustres profesoras me profesaran una carrera de letras…no lo hice, me
gradué en Ciencias y por si fuera poco, NUNCA más escribí algo que no fuera “scientifics papers”, unos con más
acierto que otros, como es natural. Sin embargo, este fin de semana pasado
ocurrió algo que, no sé si por nostalgia o por voluntad propia, me ha levantado
nuevamente el deseo y la necesidad de expresarme con “los debidos floreos de la
lengua Cervantes”. Es lo que voy a contar ahora, para que lo lean los que
tengan tiempo, los que quieran, los que les interese o los que también
recuerdan nuestro pre “como una época dorada”.
Como algunos
saben, y también por la primicia que dio Carlitos hace unos días, estuve el
viernes pasado 5 horas en Berlín. Estaba de paso para encontrarme con algunos
familiares en Suecia por el fin de semana, ya que de momento ando por Trieste,
en visita de trabajo durante un breve periodo. Seguramente muchos convendrán
conmigo, que estar encerrado 5 horas en un aeropuerto, no es el anhelo de casi
nadie, así que me dije, “hay una ciudad hermosa ahí por recorrer”, pero, ¿a quién llamar?. Ahí empecé a recordar y creí
haber leído que “el Carlillo” andaba por estos lares…y a menos de 24 horas de
la llegada lo llamé, advirtiéndole que “por favor no se sintiera presionado”,
yo estaba consciente de haber avisado tardíiiiiisimo. Pero ahí estuvo él, tan
buena onda como siempre, con unos cuantos pelos menos pero con la misma sonrisa
y ojitos claros, pícaros y cálidos de siempre, esperando por mí en la puerta de
Tegel.
De los
sitios visitados Carlitos va a quedar autorizado de publicar las fotos que
quiera, no es lo importante que tengo para contar acá. Valga decir que me
impresionó estar en la Berlín oriental que 29 años atrás visité, encima de eso
ahora sin muro, y pudiendo además darle a mis ojos la dicha de mirar lo que
quedó sin ver la otra vez del otro lado, por “prohibido”. No puedo dejar de resaltar
las cualidades del anfitrión “que haciendo gala de su excelente formación en
procesos de optimización”, optimizó tiempo y recorrido de un modo insuperable,
para en menos de 4 horas no dejar de ver lo que había que ver, en medio de una
charla tan amena como fructífera.
Para mí lo
que verdaderamente va a quedar en la memoria es el encuentro hermoso con un
amigo que no veía desde hacía tanto tiempo…y aunque dijo Gardel “20 años no es
nada” (en realidad son 25 los transcurridos), prefiero adherirme al poeta
Neruda cuando dijo “nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos…”.Bueno,
claro que no somos los mismos, hubo un momento que le dije, Carlos, no acerques
tanto la cámara, que se van a sumar muchas arrugas…por lo demás, créalo quien
quiera, no sentí que estaba al lado de una persona que por no haber visto nunca
más ya me era ajena. Sirva decir que no paramos de hablar durante las 5 horas,
ni un segundo,…de qué…pues imagínenselo, de él, de mí, de ustedes, de las
familias de nosotros, de los profes, de Cuba, de afuera…En cierto momento me
confesó que alguien muy cercano le había preguntado ¿y es comunista la chica
que viene? A lo que él le respondió, “es mi amiga de Yabú 4”. Creo que sobran
comentarios…, los 73 del 88 saben de qué estamos hablando. Han pasado 25 años,
nos diferencian religiones, ideologías, orientaciones sexuales, razas, preferencias
y N cosas más, pero nos sigue uniendo el haber sido parte de una generación que
creció con muchas carencias materiales pero con VALORES, buena educación y
vergüenza.
Solo me
apena que el tiempo fuera tan corto. No alcanzó para aceptarle a Carlitos una
vuelta en moto por otras partes lindas de Berlín. Me siento feliz de que el
espíritu aventurero de los 18 aún me alcance para eso, pero nada Carlitos, será
para la próxima, es sin duda un buen pretexto para volver, cuando Dios quiera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario