Hace mucho que no escribo por aquí –lo que me alegra porque significa que otros lo están haciendo- pero como no me puedo aguantar más aquí vuelvo.
Leyendo lo que han puesto los nuevos miembros del blog recordaba cómo a pesar de la férrea disciplina encontrábamos espacios –y vaya si encontrábamos- para reírnos y divertirnos, incluso con la corbata puesta, algunos me vienen a la mente como…
El coro: por desgracia pertenecía al coro, solo se salvaron de él que recuerde Ramón y Juan Carlos ya que esos guajiros ni idea de la melodía, creo que Fonti libró ese día también. La profe del coro –o Amalia-, me dijo… canta una canción, yo le dije no me sé ninguna, venga alguna debes conocer… pues a ver, ahí va …el himno nacional!!! Era la única que me sabía porque la cantábamos todos los días.
Qué hacer para divertirnos en el coro, recuerdo que había una parte de una canción –el arroyo que murmura - que decía …y por la dicha, forjemos la unidad… era mi parte preferida porque ahí venía… y por la picha, forjemos la unidad… se imaginaran que ni Amalia ni la profe del coro podían creer lo que oían y se movían inquietas de una lado a otro, pero en una esquina estaba yo y en la otra Deivis por eso nunca pudieron saber de donde salían las voces, yo hasta en un festival en Santa Clara que fui obligado lo solté y el negro Alain me dijo que lo oyó “clarito desde el público”, me imagino que Maye, Eduviges, Clara y Deivis recuerden esto.
Los matutinos: Ante nuestra falta de imaginación y de pianistas nos íbamos por lo más fácil, un coro hablado –o leído- lo mejor para amenizar aquello era en plena faena cuando estábamos frente a todos en la plaza tirarse un buen peo, allí no había otra que darle nariz rápido, más de una vez me tocó dar nariz pero alguna vez le dieron nariz a alguno mío, nunca se me olvidan las caras de Frank –jefe de grupo- y Ana Gloria ante –según ellos y con toda razón- semejante cochinada, aunque reconozco que oler un peo –de otra gente- no es nada agradable, el toque de genialidad no se lo quitaba nadie en el contexto que se lo tiraban.
Los Autoestudios: Por supuesto había que estudiar y algo terriblemente prohibido era, oír música o baseball en ellos, tener un radio era pecado total, pues el Fonti tenía un libro de química bien gordo y cada día –en 12 grado- salía para el autoestudio con él bajo el brazo pero… lo que nadie o muy pocos profes sabían era que aquel libro estaba hueco, sí hueco!! Dentro iba un pequeño radio que nos hacia amenas las noches siempre y cuando que no hubiera una bronca de por medio entre quienes preferían música y los que preferían la pelota. Después vi una peli en el cine donde un tipo escondía en la biblia un martillo con el que cavó un túnel pa escapar de la cárcel, si hubiera estudiado con Fonti se hubiera escapado antes.
Alguien da más...
Leyendo lo que han puesto los nuevos miembros del blog recordaba cómo a pesar de la férrea disciplina encontrábamos espacios –y vaya si encontrábamos- para reírnos y divertirnos, incluso con la corbata puesta, algunos me vienen a la mente como…
El coro: por desgracia pertenecía al coro, solo se salvaron de él que recuerde Ramón y Juan Carlos ya que esos guajiros ni idea de la melodía, creo que Fonti libró ese día también. La profe del coro –o Amalia-, me dijo… canta una canción, yo le dije no me sé ninguna, venga alguna debes conocer… pues a ver, ahí va …el himno nacional!!! Era la única que me sabía porque la cantábamos todos los días.
Qué hacer para divertirnos en el coro, recuerdo que había una parte de una canción –el arroyo que murmura - que decía …y por la dicha, forjemos la unidad… era mi parte preferida porque ahí venía… y por la picha, forjemos la unidad… se imaginaran que ni Amalia ni la profe del coro podían creer lo que oían y se movían inquietas de una lado a otro, pero en una esquina estaba yo y en la otra Deivis por eso nunca pudieron saber de donde salían las voces, yo hasta en un festival en Santa Clara que fui obligado lo solté y el negro Alain me dijo que lo oyó “clarito desde el público”, me imagino que Maye, Eduviges, Clara y Deivis recuerden esto.
Los matutinos: Ante nuestra falta de imaginación y de pianistas nos íbamos por lo más fácil, un coro hablado –o leído- lo mejor para amenizar aquello era en plena faena cuando estábamos frente a todos en la plaza tirarse un buen peo, allí no había otra que darle nariz rápido, más de una vez me tocó dar nariz pero alguna vez le dieron nariz a alguno mío, nunca se me olvidan las caras de Frank –jefe de grupo- y Ana Gloria ante –según ellos y con toda razón- semejante cochinada, aunque reconozco que oler un peo –de otra gente- no es nada agradable, el toque de genialidad no se lo quitaba nadie en el contexto que se lo tiraban.
Los Autoestudios: Por supuesto había que estudiar y algo terriblemente prohibido era, oír música o baseball en ellos, tener un radio era pecado total, pues el Fonti tenía un libro de química bien gordo y cada día –en 12 grado- salía para el autoestudio con él bajo el brazo pero… lo que nadie o muy pocos profes sabían era que aquel libro estaba hueco, sí hueco!! Dentro iba un pequeño radio que nos hacia amenas las noches siempre y cuando que no hubiera una bronca de por medio entre quienes preferían música y los que preferían la pelota. Después vi una peli en el cine donde un tipo escondía en la biblia un martillo con el que cavó un túnel pa escapar de la cárcel, si hubiera estudiado con Fonti se hubiera escapado antes.
Alguien da más...
3 comentarios:
Recuerdo cuando Fonti comenzo su obra maestra. Cuando lo vi me dije "este tipo esta loco", romper tantas hojas. Pero ni idea tenía del objetivo. Eso demuestra que con paciencia y dedicación se pueden lograr cosas inimaginables.
Yo creo que la profe de coro era posiblemente una de las personas más "odiadas" del mundo, porque cuando no tocaba ensayo un día de recreación había prueba al otro día, o alguien tenía alguna cosa que entregar... el hecho es que nunca caía el ensayo de coro de forma que le cuadrara a todo el mundo. Si a eso se suma que la mayoría de la gente no estaba allí precisamente por sus grandes deseos de cantar en el coro, ya tienes unas cuantas condiciones para que la pobre mujer te cayera mal... con lo buena persona que era, jejeje...
También recuerdo que Marino el profe de historia pasaba y a espaldas de la profe dle coro se reía de nosotros y nos hacía señas como que eramos medio blanditos, menudo jodedor, a mi me daba risa la verdad, pero yo me reía de casi todo, aunque este cabrón jaja una vez que me preparé pa un seminario estudiando toda la noche, algo que los que me conocen saben que normalmente no sucedía, al otro día le suelto to la sarta de cosas que me había aprendido de memoria y al terminar, yo muy satisfecho, el muy jodedor me dice que la verdad para hablar tanta mierda mejor no hubiera dicho nada -palabras textuales- ya no me dio tanta risa ni recuerdo que contesté -si es que le dije algo- pero si recuerdo que Maye y Clara -que estaban tan orgullosas de haberme visto prepararme toda la noche- salieron a defenderme jajaj que buenas amigas porque a decir verdad hablá mucha pero mucha mierda!!! auque si de eso se trataba yo la hablé mierda solo ese día -por supuesto nunca más hablé en un seminario más que lo suficiente como para sacar el mínimo con el que era feliz- pero él, profe de historia!!! -la historia que nos enseñaban- tenía que hablar mierda, mucha mierda todos los días!!!
Esa historia siempre la cuento como la vez que me dijeron -la primera- que pa hablar mierda mejor me quedaba callado.
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