domingo, 12 de abril de 2009

Karpati vs Berjovina

Como por ahí dice Romel, en Camagüey ambos éramos aficionados al arme y desarme de motos, en este caso Berjovina y Karpati –ni sé si así se escribe-, la mía la tuve antes que la de Romel, aquello era algo desastroso, las gomas eran puro agujeros y pelotas, nada de redondas. La dirección, la caja en fin aquello no servía, siempre recuerdo que en la fábrica donde trabajé un tiempo, los mecánicos alguna vez me dijeron:

- Ingeniero sabíamos que era usted porque venía a cien
- … no muchachos si esto es un berjovina, cómo que a cien si lo máximo que alcanza (en condiciones óptimas) es 70 km por hora. Digo yo muy modesto
- No ingeniero hacien…do bulla.

Al llegar Romel a Camagüey una de las cosas que trae fue su karpati, la otra su tocadisco ruso, aquella “moto” la desarmamos y armamos no sé cuantas veces, vale aclarar que yo era al inicio el mecánico principal, con suerte lográbamos poner dentro todas las piezas, sin contar que acabábamos con los tubos de pasta perla porque (por si no lo saben) son lo mejor que hay –junto a las cuchillas de afeitar rusas-, para calzar los rodamientos. Nuestras manos en esos tiempos siempre eran de un color negrusco, con un fuerte olor a gasolina, dentro de las uñas hasta un tornillo podías encontrar.

Mi colega de mecánica con un alicate y un alambre era capaz de resolver los problemas más complicados e inimaginables de la mecánica práctica, ¡Dadle un alambre y reparará el mundo!

Romel, más aplicado que yo, sacó su licencia de conducir enseguida, ya yo andaba medio jodido de ir por las afueras de la ciudad escondido de los policías y con el miedo a que me pusieran alguna multa y decido sacar la mía. Para el examen le digo a Romel que me de su moto, pero no sé por qué razón no me la llevé el día anterior, él me la trajo en la mañana a mí a casa.

Los exámenes se hacían bien pronto en la mañana y yo estaba esperando que llegara Romel y como casi siempre en ese entonces llegó un poco justo y acelerado, me dio la moto y solo entendí.

- Flaco amaneció ponchá y por eso me demoré.

Agarro la moto me voy con alguien con no sé cuantos años de experiencia –era una de las reglas- y ya tarde le digo al policía que allí estaba, fui el último en llegar por supuesto.

- ¿Todo bien mecánicamente?. Pregunta aquel, cómo va a estar bien semejante artefacto.

Chequea los frenos, las luces –era de día-, el pito –que no se oía- y cuando va a mirar los amortiguadores delanteros levanta el timón y plafff … ¡Se cae la rueda delantera!

Yo como soy idiota me empecé a reir pensé que era el fin pero ahí mismo saqué las llaves y la puse, a Romel se le olvidó el pequeño detalle de pasar el eje por los amortiguadores y solo estaban por una funda que los protegía.

El tipo me mira y me dice

- Socio no hagas nada de lo que yo haga.

Me quedé pasmao pero luego entendí, solo al salir mandó al resto (tres en esa tanda) a meterse en contra de la vía, yo seguí la tropa aún sabiéndolo –era en mi zona-, luego se me apagó la moto, luego vi a un socio en el recorrido que iba en su bici pa la universidad y se puso a hablarme y a aguantarse de la moto pa que le diera botella, en fin un desastre no pasé el examen aún cuando ya el policía me había dicho que iba a embarcar a la gente, como a los 15 días fui de nuevo y tuve más suerte pero quería compartirles una de las tantas historias de las “motos”.

3 comentarios:

elbrother dijo...

JaJaJa, Buenas historias se echaron ustedes, no hay ser humano como el cubano, nos reimos de nuestras desgracias. Por ahi tengo algunas de La Cueva, asi le llamaban a mi cuarto en la URSS, te puedes imaginar por qué. Si tengo un chance las subo, Quizás Romelito se acuerde cuando las lea
Saludos

Anónimo dijo...

Lo bueno de todo esto es que de verdad nos reíamos mucho, hay miles de historias pero ese Karpati formaba parte de nosotros, hasta algún día lo arrastramos con una bici, nos miraban como locos y con litro de gasolina, si nos dejaban, hasta Ciego llegabamos jajaja

elbrother dijo...

Bueno quizás Romelito no se acuerda pero yo monté su karpati cuando aún lo tenia Pititi en Florencia en una de las tantas ocasiones que fui a su casa. Era la segunda vez que montaba una cosa de esas y para serte sincero algo me aportó para después poder aprender y sacar mi licencia. También me acuerdoque esa misma vez nos pusimos a arreglar una luz fria que habia en el patio de su casa y nos trepamos en la placa de su tio, que vivia al lado, yo era el ingeniero, pues resulta que no quité la corriente o el chucho estaba mal conectado o algo asi y me ha dado un chuchazo la electricidad que me quedé pegado por un rato, una mano en la luz y la otra en un tubo de agua que hacia de tierra, si no es por Romel que me hala aún estuviera guindando yo del alero de la placa.
Cosas de aprendices.