Hace un par de días estaba recordando una anécdota que me pasó en Nicaragua y me dije, la voy a compartir con la gente del Pre.
Al inicio de nuestra llegada salimos una noche a un bar por acá en Managua bien alternativo, música en vivo, gente de la cooperación, etc. Íbamos con un par de parejas amigas, ambas Nicas, unos bastante serios y otro no tan serio.
No sé porque aquel -el no serio- estaba con que el otro amigo nuestro parece no le caía muy bien y a cada rato hablaba que si los homosexuales esto o lo otro –no tengo nada en contra de la homosexualidad y este otro amigo no lo es-, resulta que su mayor argumento era –o es- que para uno saber en esta vida si te gusta algo o no, debes probarlo.
Por esto le decía -o nos decía- no recuerdo muy bien y tampoco lo oía a veces muy bien, que no podíamos afirmar que no eramos homosexuales.
Para demostrar que él si podía afirmarlo, en algún momento de la conversación nos dejo a todos con la boca abierta cuando dice –usaré más o menos sus palabras-:
... yo sí puedo decir que no soy cochón –maricón en Nicaragua-, porque yo cuando era joven con mis amigos lo probé, la metí , luego me la metieron y no me gustó…
Aún no tengo la mente tan abierta como para alguien que conozco hace unas semanas haga semejante declaración ante otros también desconocidos.
Luego reflexionado pensé, nunca me ha gustado la mierda y no se me ocurre probarla para confirmarlo, en fin no todo en esta vida no debe ser probado antes, digo yo.
Aquí aquello que nos enseñaron en le pre en filosofía sobre la práctica y la verdad no cuadra mucho, a qué no.
Al inicio de nuestra llegada salimos una noche a un bar por acá en Managua bien alternativo, música en vivo, gente de la cooperación, etc. Íbamos con un par de parejas amigas, ambas Nicas, unos bastante serios y otro no tan serio.
No sé porque aquel -el no serio- estaba con que el otro amigo nuestro parece no le caía muy bien y a cada rato hablaba que si los homosexuales esto o lo otro –no tengo nada en contra de la homosexualidad y este otro amigo no lo es-, resulta que su mayor argumento era –o es- que para uno saber en esta vida si te gusta algo o no, debes probarlo.
Por esto le decía -o nos decía- no recuerdo muy bien y tampoco lo oía a veces muy bien, que no podíamos afirmar que no eramos homosexuales.
Para demostrar que él si podía afirmarlo, en algún momento de la conversación nos dejo a todos con la boca abierta cuando dice –usaré más o menos sus palabras-:
... yo sí puedo decir que no soy cochón –maricón en Nicaragua-, porque yo cuando era joven con mis amigos lo probé, la metí , luego me la metieron y no me gustó…
Aún no tengo la mente tan abierta como para alguien que conozco hace unas semanas haga semejante declaración ante otros también desconocidos.
Luego reflexionado pensé, nunca me ha gustado la mierda y no se me ocurre probarla para confirmarlo, en fin no todo en esta vida no debe ser probado antes, digo yo.
Aquí aquello que nos enseñaron en le pre en filosofía sobre la práctica y la verdad no cuadra mucho, a qué no.
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