
Aquí les va una anécdota de lo que me pasó una vez en uno de mis viajes a la Habana después de mi regreso de la URSS. Resulta que me pasaba igual que a Parra, cada vez que me llegaba a la capital, pues tenia que quedarme en 12 y Malecón, donde más. Allí estaban todos los socios y realmente se pasaba bien a no ser que en la puerta estuviera "La bandera". Les cuento que La bandera era una portera, bien prieta ella que se conocía a todos los albergados, y por supuesto si no eras de allí no podías entrar. El nombrete viene de parafrasear a José Marti, "... porque si está la bandera, yo no sé, no puedo entrar...", y así mismo era pero al final siempre nos la ingeniabamos para engañarla. Recuerdo un dia que Juan Carlos me dice, brother, mañana tenemos juego de baloncesto en la quinta de los molinos por la tarde pero para poder ir necesito que me hagas un favor. Resulta que cuando aquello, JC estaba a cargo de una viejita que vivía sola cerca de 12 y malecón, el objetivo se lo pueden imaginar, ustedes saben, las cosas de la vida, los mas viejos se mueren y los más jóvenes se quedan con la casa. Yo lo hubiera hecho igual. Nada, que el favor era ayudar a la viejita a cargar unos cubitos de agua pues ella no podía, y yo por supuesto acepté, que no hubiera hecho yo por cualquiera de ellos con lo que me habían ayudado.
Según JC a la viejita le quedaban 2 escuelas al campo, pues
según JC padecía de una enfermedad de los huesos casi terminal. Yo pensé, pues si la viejita está en esas condiciones lo único que necesita son 2 cubos de agua cuando más y eso es pan comido, le resuelvo el agua y me voy para el juego de basquet. Nos dirigimos a casa de la viejita y cuando llegamos me di cuenta que la viejita estaba más fuerte que yo y a no ser que nos vistieramos de fantasma y le salieramos a media noche para asustarla JC no lograría su objetivo. A esa hora JC se fue y me dejó con aquel recado. Le pedí a la viejita los 2 cubos de agua para llenárselos y me dijo que no, que solo tenia uno y que me asomara en el balcón para enseñarme de donde cojer el agua. Les cuento que vivia en un 2 piso y la llave de agua estaba al otro lado de la calle. Eso no es todo, me llamó y me dijo, mira, este es el tanque que tienes que llenar,
55 galones, a ver como les cae, con un solo cubito. Subí y bajé la escalera como 30 veces. No obstante la viejita hizo confianza conmigo y me prometió una sopa de pollo para cuando acabara de llenarle el tanque. Cuando terminé mi misión me dirigí a saborear mi sopa y que sorpresa, aquello más que sopa era un té de cebollas, ¿el pollo?, el pollo lo vine a ver aqui en Canadá cuando llegué. Eso no es todo, cuando salgo de la casa paso por al lado de un tipo que vivía frente a la viejita y le pregunto la hora del modo que siempre solía hacerlo ¿Qué hora tienes ahí brother? y el tipo se molestó tanto por la forma de mi pregunta que casi nos entramos a piñazos, menos mal que todo quedó en una simple bronca a palabras pues a esta hora no les estuviera escribiendo. Al parecer el tipo pensaba que estábamos aprovechándonos de la viejita o algo así y estaba molesto por eso. Para no hacerles la historia muy larga, cuando llegué al juego de basquet casi no pude jugar del cansancio. Más nunca supe de la viejita pues perdí comunicación con JC pero al parecer no hubo negocio pues JC está viviendo en Playa, de lo que si estoy seguro es que el que se enfermó de los huesos fui yo que con 38 años ya me duele todo. Bueno, los dejo por hoy. Después vengo con más
1 comentario:
JC es el mejor, yo a 12 y malecón creo lo visité una vez (me tocaron tiempos mejores) ya JC vivía en San Agustín, -bendito M5-, después mejor todavía en su casa cerca de 5ta. En ambos lugares gracias a él y a Yole no pasaba trabajos en la Habana (solo los normales, camellos, bicis, calor, etc), lo más duro era llegar del viaje desde Camaguey hasta san Agustín, era a punta de Camello y con un hambre horrible, -incluído dolor de cabeza-, no tenía ni pa pagar el taxi, ni pa comer algo en la calle, y no me acuerdo si pa las aspirinas, y los camellos eran horribles pero el M5 se las trae, en fin una vez que llegaba a la casa de JC y Yole era el paraíso, cama, ducha, comida y buenos amigos. La verdad que si no fuera por JC no hubiera viajado tan frecuente a la Habana. Ojalá un día pueda retribuirle un poco la ayuda que me brindó (y sigue brindando), por ahora le digo GRACIAS JC
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